Tras la convocatoria de levas unos días antes, las Casas del Condado de Medina-Sidonia marchan a la guerra. Tras anunciar que ellos protegen a la única descendiente legítima de los Medina-Sidonia, la pequeña hija de Guzmán, la Casa Escudero marcha sobre Málaga para reclamarla para la pequeña niña como condesa.
Frente a ellos, la Casa de Triana marcha desde el otro lado decidida a negarle a los Escudero ese movimiento, ya que aseguran que lo único que buscan los Escudero es poner a la niña en el trono del condado para controlarla él y ser el conde en la sombra.
El resultado es que los ejércitos de ambas Casas, preparándose para la batalla, se encuentran en las esplanadas del exterior de Málaga, incapaces ninguna de las dos Casas de llegar a la ciudad condal a tiempo para reclamarla para si. A lo largo de los siguientes días las Casas se enzarzarán en choques menores, incapaces de decidir si lanzarse a una batalla total entre ambas Casas serviría únicamente para debilitarlas frente a los deseos y ambiciones de las otras Casas.
Sin embargo, al norte del condado, las tropas también se mueven en otra dirección, cuando la Casa de Osorio invade a la Casa de Vallehermoso. Habiendo perdido a buena parte de sus caballeros durante el traicionero ataque que se produjo simultáneamente a la fallida boda del Guardián del Sur, la Casa de Vallehermoso se ve incapaz de defender su fortaleza y, convencido por uno de sus caballeros, los pocos miembros que quedan de la Casa se ven obligados a huir y refugiarse en Cádiz, bajo la protección de la Casa de Ugarte... protección o secuestro, según se mire, ya que aunque los señores de Ugarte no pueden pretarles atención, lo cierto es que tampoco permiten que abandonen el castillo.
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