Con la llegada del Duque de Alba a Cádiz el día anterior, hoy dan comienzo las Cortes de Cádiz en las cuales se espera que los tres estamentos diriman el camino adecuado para dirimir la situación del condado, actualmente carente de condes de ningún tipo tras los trágicos hechos de la boda fallida del Guardián del Sur. Durante este primer día se procede a escuchar los principales alegatos de las casas nobles, divididas entre quienes apoyan la petición de los Ugarte de su legítimo control del Condado y de la propia ciudad de Málaga y de las denuncias de los Escudero, amparados por el hecho de que ellos protegían a la heredera legítima. Mientras la Casa de Osorio y Vallehermoso se lanzan cuchillos verbales entre si y la propia Casa de Vallehermoso propone como solución un matrimonio entre el heredero Ugarte y la heredera de los Escudero.
El segundo día de las cortes, el 19 de octubre, se producen los alegatos de la Iglesia y del pueblo llano. De la Iglesia resulta muy llamativo que esta muestra los papeles que indican que la invasión de los Osorio a los Vallehermoso cuentan con un casus belli legítimo (claramente conseguido después del éxito en la invasión, probablemente cediendo tierras a la Iglesia). En respuesta a esto, así como que han perdido a sus ejércitos y el control de sus tierras y que el castillo de los Osorio ardió en misteriosas circunstancias, el Duque de Alba anuncia que la Casa de Vallehermoso ha perdido su título y su derecho sobre sus tierras, que finalmente pasan a manos de la Casa de Osorio.
Con su Casa desaparecida, los Vallehermoso abandonan las tierras del sur y marchan con la joven Castelldragó, viuda de Buenaventura de Vallehermoso, que regresa a las tierras de su familia al sur de Barcelona donde la peste aparentemente ha matado a buena parte de su Casa.
Los debates de los siguientes días, más abierto y menos rígidos, irán arrojando distintas ideas y conflictos políticos, pero parece que hasta el final de las cortes no se verá resolución alguna al conflicto.
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