viernes, 26 de abril de 2013

Género y Sexualidad en Hyspania

Visto desde la óptica moderna, el mundo de Hyspania contiene muchos elementos que consideraríamos incorrectos, moralmente reprobables, etc. Es, así, por ejemplo, un mundo muy machista, porque la Edad Media lo fue. Sin embargo, no es machista en el sentido moderno y paternal, sino que es un mundo donde la división de roles por género es muy clara y remarcada: los hombres son los soldados, las mujeres cuidan de los niños, o manejan la hacienda. No necesariamente hay una perspectiva de que los hombres son superiores a las mujeres, simplemente son cosas distintas: el hombre es la cara pública de la familia, la mujer es la cara privada.

La sexualidad es, probablemente, uno de los campos más diferentes. En contra de lo que a menudo se cree, la gente de la Edad Media y de Hyspania no son particularmente puritanos. Es cierto que, entre los nobles, marido y mujer no comparten cama y, a menudo, incluso ambos tienen sus propios dormitorios y sólo se reúnen en ocasiones contadas. Sin embargo, esto no se debe al puritanismo, sino a una percepción de que el matrimonio es una cuestión política: no te casas por amor o deseo, sino por consolidar alianzas de tu Casa con otra, mejorar tu posición, conseguir recursos... Obviamente, hay matrimonios donde surge el amor, pero no son frecuentes.

Por ello, se sobreentiende que ambas partes son libres de tener sus amantes, cada uno por su lado. Así había tantos bastardos. Y es que la clave radica en las apariencias. Es perfectamente viable tener amantes (de hecho, el amor cortés normalmente incluye la seducción de una dama, a menudo casada), lo que hay es que mantener el decoro, y tratar de mantenerlo en privado. Esto se debe a que la única función legítima del sexo es la reproducción: si tienes amantes no es para tener hijos sino por placer y eso es el pecado de la lujuria. De hecho, la homosexualidad (o sodomía como se conocía normalmente) se penaba con la muerte por ahorcamiento después de la humillación pública por parte de la Inquisición, ya que claramente no sólo era "contra natura", sino que no podía servir en modo alguno para la reproducción, de modo que la lujuria era innegable. Sin embargo, innegablemente, la sexualidad era una parte activa de la vida de ambos géneros (por ejemplo, el uso de prostitutas no estaba mal visto), simplemente se trataba de hacerlo con cierto disimulo, o en los lugares donde era adecuado (como los lupanares)... y después confesarse para limpiar el pecado o pagar una bula para lo mismo.

Así, debido a todo esto, en la Edad Media las diferencias de género y de sexualidad son patentes y muy importantes. Una mujer caballero encontrará tanto rechazo social como un hombre que cocinase en su casa: ambas son cosas completamente incomprensibles para la mentalidad de la época (de hecho, las pocas mujeres caballeros de la historia, como Juana de Arco, encontraron un enorme rechazo de sus semejantes y a menudo tuvieron que recurrir a causas como "la llamada de Dios" para justificar sus "roles atípicos"). Es importante exponer estas cuestiones con el grupo de jugadores antes del comienzo de la partida, para que entiendan esto, especialmente en el caso de grupos que tienen jugadoras.

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