La Casa Jovellanos se encuentra situado en el noreste de la
península, y es una de las tres Casas que sobrevivieron al asalto de los
musulmanes a partir del año 378. Casi cinco siglos después, fue la
propia Casa Jovellanos la que dirigió el comienzo de la Reconquista,
tomando para sí la Corona por primera vez en todos esos años, bajo el
liderazgo de Pelayo I "El Violento".
Sin embargo, próxima a la muerte de Pelayo III "El Alto"
la Casa se dividió entre los partidarios de la sucesión de su hija
mayor y de su hijo menor. El conflicto estalló y las batallas se
sucedieron y por mucho que hiciese el Rey, no pudo evitar que a su
muerte su hija se llevase una parte de sus tierras para formar con su
marido Portugal. Y que su hijo nunca llegase a ser coronado. Con
aproximadamente la mitad de su territorio perdido, sus tropas diezmadas y
sus fortalezas dañadas se vieron incapaces de detener la presión de la
Casa Alarcón para hacerse con la Corona, y así su Duque fue Coronado Eduardo II "El Seguro". La época dorada Jovellanos llegaba así a su final.
Tras
la pérdida de la Corona, la Casa Jovellanos se fue lentamente
encerrando en sí misma y en sus tierras, con numerosos conflictos
internos debidos a la falta de un liderazgo claro y sólido. Retiraron la
Corona que había en su escudo de armas, e introdujeron las cadenas, a
medida que la extensión de la Casa Alarcón y de Portugal dejaba fuera de
la Reconquista a los Jovellanos. Así pues, se dedicaron a fortificarse
en sus tierras, y desarrollar técnicas y tácticas militares defensivas.
Fue en el año 961 cuando se encontró en la costa el Sepulcro de Santiago, o eso reza la leyenda.
A partir de entonces, los Jovellanos se fueron haciendo cada vez más
devotos, y muchos de ellos juraban por sus vidas defender el Santo
Sepulcro hasta sus propias muertes. Su escudo de armas se transformó en
el actual, y cedieron gran parte de las tierras en torno a Santiago a la
Iglesia, que estableció la Archidiócesis de Santiago, una amplia zona
de tierras en propiedad directa de la Iglesia para que ellos administren
y manejen. Desde entonces, los Jovellanos han permanecido en sus
tierras, asegurando la seguridad de Santiago, pasase lo que pasase.
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