martes, 15 de mayo de 2012

Castillos: Alba

Los castillos de la Casa Alba son la viva imagen del enemigo al que acaban de derrotar. Debido a que en su mayor parte eran castillos musulmanes, su arquitectura y estilo es completamente diferente al resto de los castillos de Hyspania, algo que molesta a los Alba que tratan de "cristianizar" sus castillos en la medida en que son capaces, un proceso que lleva tiempo.

Normalmente los castillos se encuentran en las llanuras de la antigua Al-Andalus, rodeados por extensiones de olivos y similares, y cerca de la fuente de agua más importante que haya en el feudo, sea un río o un depósito subterráneo. El agua es vital para estos castillos, de modo que normalmente tratan de redirigir los riachuelos cercanos al interior de los castillos para poder aguantar en caso de asedio. Suelen estar construidos con una piedra clara propia del sur, y decorados con formas geométricas a menudo pintadas de vivos colores.

La muralla exterior raramente se encuentra rodeada por un foso, y cuando este existe muy raramente tiene agua. Son murallas altas, elegantes y estilizadas, con unos almenares escalonados en pequeñas pirámides. En torno a ellos quedan amplios lugares donde disponer arqueros y las demás máquinas empleadas en la defensa de las murallas. Suelen contar también con numerosas torres deforma redondeada, que vigilan las esquinas del recinto (normalmente cuadrado), así como los distintos puntos estratégicos.

Una vez cruzada la muralla se llega al amplio patio. En el centro del mismo se encuentra siempre el pozo, del que se abastecen de agua todos los demás edificios. Suele haber también una antigua mezquita reconvertida en iglesia, barracones, armerías y establos. Además, los grandes patios tratan de dejar el mínimo espacio al aire libre posible, disponiendo de numerosos árboles y otros elementos que permitan crear sombra para los largos y soleados días con sol cayendo a plomo.

Los edificios centrales suelen ser bajos, y estar compuestos por una mezcla de salas privadas y numerosos patios. Aquí también la decoración es a base de elementos geométricos y pinturas, y están diseñados para emplearse el suelo y contar con numerosos cogines; sin embargo, la llegada de los Alba ha implicado que se hayan redecorado el interior, y a menudo es posible ver elementos decorativos anteriores (como los famosos arcos árabes) combinados con mesas de madera, figuritas de santos patrones o caballeros ilustres, etc. Es importante notar que la escritura árabe, que solía decorar estos salones, ha sido normalmente tapada con cal. Además, el interior de los castillos Alba tiene muy pocas chimeneas ya que en el invierno raramente hace frío suficiente como para que haga falta caldear las estancias, y así se elimina el humo.

El castillo Alba más célebre es, sin duda, la recientemente conquistado Alhambra. Situada a buena altura en las montañas sobre Granada, llamar a este complejo un castillo es quizás quedarse muy corto. Y es que, más que un castillo al uso, la Alhambra se trata de una pequeña ciudad amurallada destinada a la vida de los líderes del Califato de Granada, la última de las Taifas en caer, en 1288. Sus murallas recorren decenas de kilómetros de cordilleras, protegiendo las dos vías de ascenso con una veintena de torres y una veintena de puestos protegidos. Las torres, construidas a lo largo de muchas décadas, muestran estilos dispares en su decoración y estética, pero todas son sólidas y están bien diseñadas para la belleza y la efectividad.

Tras las torres se encuentra el enorme espacio de la ciudad-palacio. En este se distribuían no sólo los barracones, armerías, caballerizas, dos mezquitas y herrerías propias de los castillos, sino también dos zocos, una biblioteca, tres casas de baños, las casas de numerosos habitantes, cuatro pozos y cerca de siete palacios distintos para distintos miembros de la familia del Califa y su personal, incluyendo uno entero destinado al harén del mismo. Entre ellos todos, patios, jardines, fuentes y demás decoraban hasta el exceso el que probablemente fuera el lugar más bello de Hyspania.

Sin embargo, toda la gloria y opulencia de la Alhambra se encuentra actualmente en ruinas. Tras cinco años desde su conquista, las murallas muestran los impactos de las catapultas, los jardines han caído en el descuido, los patios en el abandono. La biblioteca ardió en algún momento de la conquista, y sus restos calcinados permanecen en su sitio. Los baños se encuentran cerrados en su mayoría, y los numerosos palacios muestran las señales del saqueo y la lucha. Las decoraciones musulmanas, cuidadas y delicadas, todavía son visibles en la mayoría de lugares, debido a que los cristianos se han preocupado sobretodo de reconstruir las secciones principales de la muralla y convertir la mezquita principal en una iglesia que, esperan, en el futuro sea consagrada como catedral.

En cualquier caso, es un esfuerzo que requerirá décadas, y hoy por hoy la Alhambra es únicamente una sombra de lo que fue hace una década.

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